viernes, 22 de mayo de 2009

Eres Prudente o Insensato

El prudente y el insensato
Lucas 6:47-49Mt 7:24-27
46 »¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo? -dijo Jesús-
47 Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica:
48 Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida.
49 Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos. Tan pronto como la azotó el torrente, la casa se derrumbó, y el desastre fue terrible.»

jueves, 21 de mayo de 2009

CON ALGUNAS MANCHAS


Prov. 22:6; Ecl. 11:8; 12:1; 1 Cor. 16:10, 11; 1 Tim. 4:12.
Dos estudiantes caminaban cierto día por una calle de Londres. De pronto uno de ellos se detuvo frente a una casa de empeños, y señalando un traje con anuncios que decían, “Con algunas manchas, gran reducción del precio”, exclamó: “¡Qué texto más espléndido para un sermón para los jóvenes!”
Y añadió: “Nosotros los jóvenes nos manchamos, quizás muy poco, viendo una representación vulgar en el teatro, o leyendo un libro inconveniente, o permitiendo pensamientos deshonestos o desordenados. Y así nos manchamos, y cuando llegamos a hombres y se nos valora, quedamos “reducidos en el precio”. Nuestro atractivo, nuestra fortaleza, habrá desaparecido. La consagración de la juventud se habrá esfumado. Y pasamos a formar parte inseparable de los “rezagos” o sobrantes que llevan esta marca: “Con algunas manchas: reducidas de precio.”

Tienes Fe en Dios o Crees Tener Fe en Dios

14 Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe?
15 Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse y carecen del alimento diario,
16 y uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse», pero no les da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso?
17 Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
18 Sin embargo, alguien dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras.»
Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras.
19 ¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.
20 ¡Qué tonto eres! ¿Quieres convencerte de que la fe sin obras es estéril?

Los Diez Leprosos

Jesús sana a diez leprosos
11 Un día, siguiendo su viaje a Jerusalén, Jesús pasaba por Samaria y Galilea.
12 Cuando estaba por entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos de lepra. Como se habían quedado a cierta distancia,
13 gritaron:
—¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!
14 Al verlos, les dijo:
—Vayan a presentarse a los sacerdotes.
Resultó que, mientras iban de camino, quedaron limpios.
15 Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces.
16 Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, no obstante que era extranjero.
17 —¿Acaso no quedaron limpios los diez? —preguntó Jesús—. ¿Dónde están los otros nueve?
18 ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?
19 Levántate y vete —le dijo al hombre—; tu fe te ha sanado.
Cuando estamos en problemas clamamos a Dios con desesperación para que el nos ayude, pero una vez recibida sus bendiciones nos olvidamos de él.
Acaso ¿Necesitamos estar en desgracia para voltear los ojos para buscarle?,
por que no nos acordamos cuando lo buscamos en nuestra desgracia y le damos gracias todos los días de nuestras vidas por las bendiciones recibidas.

Salir Vencedor

Salir vencedor significa: Haber amado a Jesús con toda tu mente, con toda tu alma y con todo tu corazón, haberte amado a ti y a los demás como a ti mismo, haber resistido las tentaciones de este mundo, haber resistido las duras pruebas de la vida, haber confiado en Jesús sin haberlo visto, haber hecho el bien cuando recibiste mal, haber amado a tus enemigos, haber ayudado al próximo, haber resistido los engaños de las religiones falsas que enseñan lo contrario a Dios, haber amado mas a Dios que a las cosas materiales de este mundo, haber sido buen padre, amigo o hijo, haber amado a la compañera o compañero que él te dio, haber leído su palabra y haber obedecido sus mandamientos .
Jesús da las siguientes promesas a aquellos que en esta vida hayan salido vencedores:
  • Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios Ap 2.7
  • El que salga vencedor no sufrirá daño alguno de la segunda muerte. Ap 2.11
  • Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe. Ap 2.17
  • Al que salga vencedor y cumpla mi voluntad hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones Ap 2.26
  • El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. Ap 3.5
  • Al que salga vencedor lo haré columna del templo de mi Dios, y ya no saldrá jamás de allí. Ap 3.12
  • Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. Ap 3.21
¿Crees que es difícil salir vencedor en este mundo tan cruel?, Jesús nos dijo:
33 Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. Jn 16.33

Las matematicas de Dios

Las matemáticas de Dios

Si usted aprende la palabra de Dios para usted mismo: 1 persona escucha la palabra del Señor.

Si comparte la palabra con 12 personas: 13 escuchan la palabra del Señor.

Si 12 le contaran a otros 12,: 157 escucharían la palabra del Señor.

Si los 157 le compartieran a otros 12: 1,884 personas escucharían la palabra del Señor.

Si las 1,884 personas le compartieran a otras 12: 22,608 personas escucharían la palabra.

Dos Cosas Te Pido Señor

7 »Sólo dos cosas te pido, Señor;
no me las niegues antes de que muera:
8 Aleja de mí la falsedad y la mentira;
no me des pobreza ni riquezas
sino sólo el pan de cada día.
9 Porque teniendo mucho, podría desconocerte
y decir: “¿Y quién es el Señor?”
Y teniendo poco, podría llegar a robar
y deshonrar así el nombre de mi Dios.